3. 1.La energía: necesaria y escasa La energía hace funcionar el mundo. Se necesita energía para el funcionamiento de la industria, el transporte de personas y mercancías, el alumbrado público, los sistemas de calefacción, el funcionamiento de los electrodomésticos. La energía es necesaria para el desarrollo económico de los países y para la mejora de la calidad de vida. Pero la energía es escasa y cara, por lo que es necesario adoptar medidas para el ahorro y su uso eficiente. Las personas deben concienciarse, principalmente en los países desarrollados, de la necesidad de usar de manera inteligente la energía para mantener el desarrollo económico y social. El consumo eficiente de energía consiste en desarrollar las tareas con el mínimo consumo de energía posible y en no malgastar energía en actividades innecesaria.
4. -El problema energético Cualquier actividad necesita energía. En cualquier cambio, la suma de las energías presentes antes del cambio es igual a la suma de las energías en que se han transformado después del cambio: la energía se conserva (principio de conservación y transformación de la energía. En cualquier transformación energética, una parte de la engería inicial se disipa como calor y no se puede volver a utilizar. Esta pérdida de energía útil se denomina degradación de la energía y es el origen del problema energético.
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6. 2. Los combustibles y el transporte Los combustibles fósiles son el petróleo, el carbón y el gas natural. Son restos de organismos que vivieron hace millones de años. Continúan siendo la principal fuente de energía: casi el 90% de la energía consumida en el mundo proviene de la combustión de estos materiales. Estos combustibles han sido la base de un extraordinario desarrollo social y económico, pero sus reservas son limitadas y se van agotando. Además, su impacto ambiental ha sido muy negativo por la emisión de gases contaminantes y de dióxido de carbono, el principal gas responsable del efecto invernadero.
7. -Transporte y energía El desarrollo socioeconómico ha propiciado una mayor movilidad de las personas y un incremento en el desplazamiento de las mercancías. El 40% de la energía final consumida en España corresponde al transporte. Por eso, hay una mayor dependencia del petróleo y se ha incrementado la emisión de gases de efecto invernadero (CO2).